martes, 14 de febrero de 2023

Tareas domésticas al anochecer

Después de cenar, Anita sube a su habitación. Todavía tiene algunas rutinas pendientes antes de acostarse y dar su día por terminado.

Su madrina, Ruth O'Connor, se ha quedado en la terraza tendiendo una nueva colada. Ya es tarde y hace frío, pero a ella le gusta llevar siempre las tareas domésticas muy adelantadas.

Anita, al entrar en su cuarto, ha visto que una toalla limpia de la colada anterior se ha caído al suelo. Ella tiene dificultades para caminar, lleva aparatos ortopédicos en las piernas y usa bastones, pero a pesar de ello se maneja bien, de manera que recoge la toalla y la coloca en su sitio.

Sólo asistir a Misa le gusta más que mantener su casa ordenada, aunque sabe que sin la inestimable ayuda de su querida madrina ese orden sería imposible de conseguir.

Anita suele limpiar su habitación siempre que la salud se lo permite y cada noche, antes de irse a dormir, trata de repasar el baño para que no quede una mota de polvo en el lavabo ni una mancha de cal en la bañera.


A veces su madrina, Ruth O'Connor, le regaña. Le dice que no debe hacer eso porque después acaba agotada, o porque dada su inestabilidad se puede caer. Pero Anita no le hace caso. Le gusta solventar sus propios asuntos domésticos en cuestión de limpieza. Se siente feliz de ver el resultado de su trabajo y sólo cuando las fuerzas le fallan de forma estrepitosa es capaz de parar.

Mientras tanto disfruta todo lo que puede de las tareas del hogar al anochecer.


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