martes, 7 de julio de 2015

Javier y Pía Rulo en la tienda Playmogame

Javier y su hija mediana, Pía, entran a toda prisa en Playmogame, la mejor tienda de cómics, juegos de rol y videojuegos de Clickópolis.


—Vamos, Pía. Será sólo un momento...
—¿Estás seguro de que mamá está de acuerdo con que entremos aquí mientras ella hace la compra?
—Por supuesto. Pero tú de todas maneras no le digas nada, ¿eh?
La niña frunce el entrecejo.
—¿Sabes que existe el pecado de la omisión? —pregunta—. Omitir a mamá que hemos estado aquí puede ser un pecado tan grave como mentir...

Sin perder tiempo se dirigen a Chuy, uno de los propietarios del negocio.


—Perdona, ¿La invasión de Grirania? —pregunta Javier.
—Sí, en aquella estantería...

Mientras el papá trata de localizar lo que quiere, Pía se entretiene mirando las figuritas y tebeos expuestos en uno de los mostradores.


La primera guerra Gaiana, Medievegas, El origen de Marquecia, Saga de Freygard… Nada...


—Papá, estamos tardando mucho y mamá acaba de preguntarme por whatsapp dónde estamos...
—Un momento, Pía...

De pronto... ¡BROOOOM!


—¡Pero papáaaaaaaaaa!
—¡Calla y ayúdame a recoger todo esto!


Javier espera que nadie se haya dado cuenta de su torpeza. Sin embargo, el estruendo ha llamado la atención de Chuy.
—¿Qué ha pasado? —pregunta, mientras se dirige como el rayo hacia el lugar del desastre.


—La niña... —contesta Javier intentando salir del apuro.
Pía vuelve a fruncir el entrecejo.
—¡Papáaaaaaaa!
—No pasa nada, ya os ayudo yo —apostilla el dueño bastante malhumorado, ya que detesta tener que agacharse por culpa de los clientes.


Cuando lo han colocado casi todo otra vez en su sitio, Javier recoge la última publicación que queda en el suelo y...


—Nos llevamos esto... ya si eso...
—Has dicho que te lo llevas por vergüenza, no porque te guste —señala Pía.

El padre la coge de la mano y sale disparado hacia la caja. Hay momentos en los que le gustaría llevar un rollo de precinto en el bolsillo y vaciarlo sellando la boca de su hija.


Detrás del mostrador se encuentra Lucho, el socio y amigo de Chuy, copropietario de la tienda.
—Seis ckleuros —anuncia.
—¿Por una revista musical desfasada?
El dueño mira a Javier con cara de pocos amigos y la niña se encoge de hombros y hace una reflexión para sus adentros:
—Esto no le va a gustar nada a mamá...


(La tienda Playmogame y Chuy y Lucho, sus propietarios, son creaciones de Duclack, así como los diálogos y fotografías de estos hechos.)

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